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El feminismo lésbico, feminismo lesbiano o separatismo lésbico, es un movimiento cultural y una perspectiva crítica que se hizo popular en la década de 1970 y principios de 1980 (principalmente en Norteamérica y Europa occidental). Este movimiento cuestiona la posición de las mujeres y los homosexuales en la sociedad. Algunas de sus pensadoras y activistas principales son Rita Mae Brown, Adrienne Rich, Audre Lorde, Marilyn Frye, Mary Daly, Sheila Jeffreys y Monique Wittig (aunque a esta última se le asocie con la teoría queer es feminista materialista).
A pesar de que históricamente el lesbianismo ha gozado quizá de una relación íntima con el feminismo y los proyectos feministas (desde por lo menos la década de 1890), el feminismo lésbico se contextualiza mejor como un movimiento que surge del anterior a raíz de la insatisfacción con la segunda oleada feminista y el movimiento gay a principios de la década de 1970.[1] A finales de esta década, el feminismo lésbico constituye un campo de investigación dentro del ámbito académico, aunque limitado en su mayor parte a las disciplinas feministas.
Al igual que el feminismo, los estudios de lesbianas y gais y la teoría queer, el feminismo lésbico se caracteriza por la revisión y debate. Sin embargo, un elemento clave del mismo es el análisis de la heterosexualidad como una institución. Pero también de la heterosexualidad como capaz de configurar la subjetividad para "producir" mujeres con ciertos mandatos obedientes a los valores heteronormativos, y que vivan sus emociones (el amor) de una forma heteronormativa (incluso en relaciones lésbicas). Esto parte de, y muestra un, enfoque histórico de la "homosexualidad" como objetivo de escrutinio, especialmente sus orígenes. Los textos feministas lésbicos intentan desnaturalizar la heterosexualidad, y una vez hecho esto, plantear hipótesis sobre sus "raíces" en instituciones tales como el patriarcado, el capitalismo y el colonialismo. Además, las feministas lésbicas abogan por el lesbianismo como un resultado racional de la alienación e insatisfacción con estas instituciones. También hay enfoques más discursivos del feminismo lésbico, que plantean el papel del discurso heterosexual en la configuración del "mundo interno" y de las formas de vivir los sentimientos que perpetúan la desigualdad en las maneras de entender el amor o las relaciones afectivo-sexuales (Ahmed, Noizet).